UNA IGLESIA MUERTA
- mariaisalon
- 5 dic 2017
- 3 Min. de lectura
Podemos tener iglesias “llenas” y que parecen vivas pero muertas por dentro, no tienen al parecer nada de malo pero viven de glorias pasadas y sus obras se hacen solo por hacerse, esto era lo que le pasaba a Sardis había sido una ciudad próspera, pero por confiados fueron sitiados dos veces y un terremoto hizo sus estragos en ella, no tenían mayores enemigos así que vivían en una decadencia material y tibieza espiritual muy peligrosa:
“Escribe al ángel de la iglesia de Sardis: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto. ¡Despierta! Reaviva lo que aún es rescatable, pues no he encontrado que tus obras sean perfectas delante de mi Dios. Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón. Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no se han manchado la ropa. Ellos, por ser dignos, andarán conmigo vestidos de blanco. El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Apocalipsis 3:1-6
Tenemos aquí una iglesia con fama, podríamos decir que son iglesias con avivamiento pero externo, “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.” Mateo 15:8-9
Ojo con esta última parte se inventan mandamientos de hombres y los enseñan como doctrina de Dios… de ahí la importancia de escudriñar la Palabra y no tragar entero, confrontar lo que te enseñan con lo que dice la Escritura, vemos entonces por ejemplo iglesias que dicen que ganarás el cielo por ser hacer buenas obras y otras que dicen que las obras no importan perdiendo la delicada línea de la voluntad de Dios. Veamos la Verdad: Por obras nadie llega al cielo, solo por aceptar a Jesús como Señor y Salvador pero una persona que realmente es salva hará buenas obras para exaltar el nombre de Dios y no su propio nombre, ¿ves la diferencia? “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe.” Efesios 2:8-9
“Sin embargo, alguien dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras». Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras.” Santiago 2:18
Esta iglesia era un valle de huesos secos que necesitaban despertar para volver a vivir y no ser borrados del libro de la vida, lo que nos indica que cuando rechazamos con nuestras acciones ese regalo de salvación inmerecido somos borrados, sí, podemos ser inscritos en ese maravilloso libro pero debemos tener cuidado que no importe más “parecer vivos” estando muertos que estar vivos realmente viviendo la Palabra diariamente. Lo que esta iglesia necesitaba era el Espíritu de Dios, quizás estaban sin esperanza como los huesos descritos en el capítulo 37 de Ezequiel pero Dios promete cambiar esto, les da nuevos músculos y tendones y los revive soplando vida en ellos “Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío, y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.” V. 12-14
Vemos en la carta a Sardis unos pocos que se mantienen firmes y como siempre Dios nos anima a ser parte de ellos diciéndonos que tendremos vestiduras blancas, nuestro nombre no será borrado y seremos reconocidos por Él mismo en su Reino por toda la eternidad. Siempre hay recompensa para la obediencia.
Así que la invitación hoy es a analizar nuestro corazón, ¿estamos muertos aún estando vivos? ¿Qué nos motiva a movernos? ¿Es Dios nuestro motor? ¿Queremos que no nos vean a nosotros sino a Él para que muchos lleguen a sus pies al sentir ese amor inexplicable que solo Dios puede dar o queremos brillar con luz propia y no la del Señor?
¡Despierta! Reaviva lo que aún es rescatable!!! Vale la pena reflejar a Cristo y disfrutar de su presencia desde ahora y para siempre.
Dios te bendiga en el nombre de Jesús y que su Santo Espíritu te reavive.
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